25 nov 2010

UNA PEQUEÑA AUSENCIA (DE UN AÑO)

No andaba yo muerto ni andaba de parranda (bueno, de parranda sí, que tenía un retraso de 15 años en términos de orgiástica pachanga y los he repuesto muy bien), pero ya era hora de retomar mis choros. Había abandonado este bello templo digital dedicado a mi ego (jodido y zarandeado, pero egote al fin y al cabo), pero ha llegado la hora de desempolvarlo, de hacerle cambios, y de ponerlo a la absoluta disposición de su indiferencia, queridos e inexistentes lectores.
Entre las bonitas novedades que verán, habrá espacio para que me insulten sabroso en los comentarios abiertos (aunque no hace falta que me pendejeen, yo puedo hacer eso mejor que nadie y sin ayuda), y se ampliará la lista de blogs y páginas que podrán visitar pasándo por acá.
Anexo dos nuevas entradas: primero, un texto que analiza mi conflictiva relación con el trabajo y el esfuerzo personal, y luego, el ensayo con el cual fracasé (as usual) en el concurso que la revista de teatro más chuleada de México (no hay otra), la que no gusto de recordar. Son válidas todas las comparaciones con otros ensahyos ganadores, pero me abstengo de hacer comentarios: cada quien preferirá sus grillas, yo escribí esto porque es lo que pienso y ya me importa una mierda si gusta o no. ¡Las relaciones públicas a la hoguera, que son el cáncer de México y el escalafón del mediocre!